dijous, 6 de desembre del 2012
Con pluma ajena
En este tiempo, en el que se
llama flexibilización laboral al abaratamiento del despido; mobbing al acoso y derribo en el puesto de
trabajo; intereses negativos a las pérdidas del ahorro; y práctica bancaria
irregular a la estafa, llamar a las cosas por su nombre es un acto
revolucionario. María Moliner, lexicógrafa, escribió en los años sesenta, en su
casa y con apenas cuatro colaboradores, un diccionario que 30 años después
seguía siendo mucho más práctico y esclarecedor que el de la Real Academia
Española. Moliner refundió y vertió a una forma actual y concisa las
definiciones del diccionario de la RAE, suprimió círculos viciosos y
tautologías, ordenó por familias las palabras de la misma raíz y anticipó la
ordenación de la Ll en la L y de la Ch en la C. (Texto de Javier
Vallejo, publicado en “El País”, 3-12-12).
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