dilluns, 14 de gener del 2013

MÁS QUE EL TIEMPO


EMÉRITA AUGUSTA

Estoy aquí y veo brotar del Guadiana
el cielo emeritense,
azul y límpido, muy alto
sobre el Puente Romano,
genitor urbis (el hacedor de la ciudad),
hoy solo peatonal,
(aún se pueden ver las cicatrices
que hicieron tantos pasos
en tu viejo pavimento.
He bajado a la orilla,
pues sé que todo lo que amamos
en las orillas queda
y se refleja. Libélulas,
azules y amarillas, débilmente reposan
sobre juncos que tiemblan,
verdes y rendidos,
en las aguas mansas que riegan
la campiña fértil.

                                 (Del libro de poemas “Más que el tiempo”, marzo de 2006

diumenge, 13 de gener del 2013

SECUELAS AL LIBRO "DE UN ARCHIVO SECRETO"

Ida y vuelta, en una tarde de lluvias, al convento de El Palancar

He vuelto al convento de las alcantarinas de El Palancar a llevar a la madre superiora sor María de los Ángeles Monteagudo y a sor Patricia de San Ildefonso dos ejemplares de mi libro, en papel, DE UN ARCHIVO SECRETO, para que lo leyeran y sirviera de disculpas de que alguno hubiera pensado mal de ellas.
Me han acogido cordialmente ambas religiosas, pero me han expresado que las normas del convento les prohíben recibir determinados regalos y así lo he comprendido.
No obstante, les sugerí que aunque no lo aceptaran, previo permiso del Padre Visitador, y aun sin leerlo, lo enterraran muy profundo en el huerto, precintándolo y plastificándolo, ya que de aquí a un milenio sería de gran ayuda para los arqueólogos y, sobre todo, testimonio de la inocencia de sus monjas.
Salí triste del convento de El Palancar. Lo había probado. Me dije que había que hacer algo nuevo. Volví a pensarlo. Pese a haber sido rechazado el libro, me quedaba otra oportunidad: podría enterrar cinco ejemplares de mi DE UN ARCHIVO SECRETO en una bolsa de plástico, a unos cuantos metros de profundidad, uno en cada continente. Si hubiera un cataclismo, que lo habrá, quedarían preservados para la posteridad. Se podrán desenterrar más adelante. Pero, quizá, aún salgan algunos de mis demonios para quemarlo.

dilluns, 7 de gener del 2013

APOSTILLA A UNA ENTREVISTA


“Así lo pienso y así lo escribo”. Eduardo Perellón entrevista a Julio Garcia Castiilo.

Una cosa queda clara después de leer “La entrevista” a Julio García Castillo, el mérito de Eduardo Perellón de poner al entrevistado de su parte. Lo centra en su propio mundo y saca de él sus mejores logros, los perfiles que valoran su andadura vital y escritora. Nomina y destaca su obra impresa en Amazon y hasta le hace decir qué espera del futuro. He visto en esta entrevista una fácil coexistencia entre los dos escritores que refleja lo bien que se encontraban ambos. A ti, Eduardo, déjame que te cuestione que preguntes a tus entrevistados en el apartado de los “disparos” por un color y no lo remates: ¿por qué? Te dirán un color cualquiera y eso, ¿qué? Interesa sobre todo el por qué. Dicho esto: enhorabuena a los dos, muy destacados.

dijous, 3 de gener del 2013

DE PLUMA AJENA



EL DIÁLOGO EXPOSITIVO

Normalmente se trata de un personaje de la novela clarificando el significado de los acontecimientos a otro personaje o al protagonista. Sucede cuando debemos contar algo del backstory, los antecedentes de una escena, o la historia personal de un personaje. 

Como por ejemplo:

“—¿Quieres saber por qué no traicioné a Juan? – dijo encendiendo un cigarrillo.
—Sí —dijo Carla.
—Podría haberlo hecho, varias veces. Primero, recuerdas, hubo un día en que prácticamente me   pinchó para que se lo contara a los demás.
—Lo recuerdo.
—Después cuando nos gastó todos esos trucos...blablablabla... y bla”.

Este personaje continuará hablando y hablando para explicar su código ético, pero el lector se dormirá. 

Si la historia ya ha hecho su trabajo de dramatización, ya conocemos todas las veces que el tipo se portó bien con su amigo y no lo traicionó a pesar de todas las jugarretas de Juan. Y conoceremos también sus razones. 

Cuando escribas una novela, deja que la historia dramatice el significado de los acontecimientos en lugar de que los personajes tengan que contárselo unos a otros.