dijous, 3 de gener del 2013

DE PLUMA AJENA



EL DIÁLOGO EXPOSITIVO

Normalmente se trata de un personaje de la novela clarificando el significado de los acontecimientos a otro personaje o al protagonista. Sucede cuando debemos contar algo del backstory, los antecedentes de una escena, o la historia personal de un personaje. 

Como por ejemplo:

“—¿Quieres saber por qué no traicioné a Juan? – dijo encendiendo un cigarrillo.
—Sí —dijo Carla.
—Podría haberlo hecho, varias veces. Primero, recuerdas, hubo un día en que prácticamente me   pinchó para que se lo contara a los demás.
—Lo recuerdo.
—Después cuando nos gastó todos esos trucos...blablablabla... y bla”.

Este personaje continuará hablando y hablando para explicar su código ético, pero el lector se dormirá. 

Si la historia ya ha hecho su trabajo de dramatización, ya conocemos todas las veces que el tipo se portó bien con su amigo y no lo traicionó a pesar de todas las jugarretas de Juan. Y conoceremos también sus razones. 

Cuando escribas una novela, deja que la historia dramatice el significado de los acontecimientos en lugar de que los personajes tengan que contárselo unos a otros.

1 comentari:

  1. Muy cierto, amigo Alejandro, y esa es la razón por la cual dejo mayormente a mis lectores que ellos mismo se imaginen como son sus protagonistas o cuanto menos, sus acciones. (Dándoles las mínimas descripciones sobre mis personajes). Me parece que así se "adentran" más en lo que les quiero contar sin aburrirles.

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